Qué orgullo más grande para todos, porque Mari es de lo mejorcico, lo mejor, ojalá todos nos pareciéramos un poco a ella, por su sencillez, por su humildad, por su ilusión, por su ayudar a todos, por su fe. Hoy, la felicidad es de todos los que la conocemos, porque San Rogelio ha sabido escoger lo mejor para la Hermandad, para la Parroquia, para el pueblo. Mari, te queremos.